viernes, 1 de julio de 2011

Seguí la voz del instinto




Volví al bar a la noche siguiente, a brindar con su silla vacía, me pedí una cerveza bien fría, y entonces no sé..., si soñé o era suya el ardiente porque me iba diciendo al oido, "me moría de ganas qerido de verte otra vez...."

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